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Zapatillas y Corazón: Un Trayecto de Autodescubrimiento

2012, Reunión de Carla Cuba y las niñas reclutadas de la Asociación Latinoamericana para entrenar con becas de matricula en el Centro (I-D: Ana Moreira, Daniela García, Melisa Soriano, Carla Cuba, Mayra García y Vanessa Alamo). Foto por Kim Kenney.

Antes de tomar clases formales, recuerdo bailar en la sala mientras los sonidos de la salsa, el merengue y el rock latino sonaba por toda la casa. Aunque mi familia no me expuso ni a la música clásica ni al ballet clásico, lo que sí sé es que si persigues tu pasión, te conducirá a un trayecto de autodescubrimiento. 

Al crecer en un hogar de bajos ingresos, no estuve expuesta a formas de arte consideradas "élite". En cambio, participé en programas comunitarios como el campamento de baile de verano en la Asociación Latinoamericana. Sin saberlo, el programa fue un esfuerzo de divulgación por parte del Ballet de Atlanta. Fue por ese programa que descubrí el ballet clásico. Al darse cuenta de mi nueva pasión, Carla Cuba, la entonces directora de Asociaciones Comunitarias para el Atlanta Ballet Centre for Dance Education (el Centro), me ofreció una beca de matrícula para entrenar formalmente con el Centro.

2004, Clase de Break Dance en programa de la Asociación Latinoamericana (Vanessa con lentes).
2004, Clase de Tango en programa de la Asociación Latinoamericana (Vanessa con lentes).

Finalmente, al ir más allá de las fronteras de mi comunidad, aproveché mi beca para tomar clases de ballet. Por primera vez, me sentí como una intrusa. Yo era una de las pocas latinas en el estudio y, a diferencia de mis compañeros, sólo tenía un par de medias, un par de zapatillas de ballet y ligas de pelo de la tienda Dollar Tree para sostener mi cabello. Nadie me enseñó cómo hacer un moño o como ajustar mis zapatillas de ballet, así que sólo puedes imaginar lo que parecía en mi primera clase de ballet. Llevaba un moño improvisado encima de mi cabeza que se asemejaba a un nido de pájaros e ingenuamente mostraba enormes lazos elásticos encima de mis zapatillas nuevas.

 A medida que desarrollaba mi arte, me encontré con las duras realidades del ballet. No tenía ni el tipo de cuerpo ideal ni el dinero para avanzar en mi carrera. Mientras mis compañeros asistían programas intensivos de verano en las principales compañías de danza del país, yo me quedé en Atlanta. No sólo perdí la oportunidad de entrenar con instructores destacados en la industria, también perdí exhibiciones de ballet altamente competitivas que ofrecían proyectos profesionales. Sin los recursos para pagar las audiciones, la matrícula del programa y la tarifa de la habitación, sentí que mi trayecto como bailarina profesional sería tumultuoso.

2007, Clase de ballet del nivel B4 en el Atlanta Ballet Centre for Dance Education (I-D: Vanessa Alamo, Iris Birman, Emily Benning y la instructora Jamie Horban). Foto por Kim Kenney.

Afortunadamente, tuve dos mentoras de ballet que me guiaron a través de mis años más fuertes en el Centro: Carla Cuba y Sharon Story, la decana del Centre for Dance Education. Carla me ha guiado durante mis primeros años de baile. Ella fue dura conmigo y muy estricta con mis padres para asegurarse de que siempre llegara a tiempo con el uniforme adecuado y de que representara bien al Centro. Carla me animó a usar mis veranos para ser voluntario con el City of Refuge en el lado oeste de Atlanta. Me encantó trabajar tanto con los niños allí que creé una recaudación de fondos para apoyar el programa de baile y ofrecer clases de baile después de la escuela dirigidas por el Centro de Ballet de Atlanta. También abogué por los niños del City of Refuge en mi escuela, lo que les dio lugar a realizar un espectáculo al iniciar la obra musical de mi escuela secundaria.

La Sra. Story se convirtió en mi mentora de ballet cuando me uní a la división semi-profesional del Centro en 2009. Ella me apoyo mientras decidí convertirme en bailarina profesional y buscaba oportunidades para crecer artísticamente. La Sra. Story me instó a pensar más allá del ballet y usar mis talentos para desarrollar el liderazgo. Gracias a sus consejos, me convertí en asistente de baile y enseñé ballet a los niños entre 3 y 10 años de edad.

2013, Celebración de graduación de la escuela secundaria de las bailarinas en la división semi-profesional del Centro con la decana Sharon Story y el entonces director artístico, John McFall (I-D: Caroline Jones, Sharon Story, John McFall, Sarah Diamond y Vanessa Alamo).

Aunque no me convertí en bailarina profesional como alguna vez aspiraba a ser, estoy orgullosa y agradecida por mi experiencia en el Centro. Por una parte, pude proveer una perspectiva diferente con respecto al "tipo de cuerpo ideal para el ballet". También pude inspirar a mi comunidad y demostrar que las barreras financieras no deben impedirnos de seguir nuestras metas. El valor y la determinación pueden hacer que los sueños se hagan realidad.

Cuando mi primer capítulo en el Centro llegó a su fin, mi enfoque cambió a mejorar la representación diversa de artistas y proyectos innovadores en las artes y el entretenimiento. Debido a mi trabajo voluntario y liderazgo en danza, la fundación de Posse me otorgó una beca de liderazgo para asistir a la Universidad de Brandeis en Boston. Después de mi primer año de universidad, regresé a Atlanta para iniciar mi segundo capítulo con el Ballet de Atlanta. Aseguré un internado de verano en Marketing & Development que me ayudó a entender mejor la gestión de organizaciones sin fines de lucro. Durante el verano, trabajé con Sigele Winbush para recrear la serie de Summer Hotspots del Ballet de Atlanta; colaboré en un proyecto de diseño gráfico; aprendí varias maneras de involucrar a los donantes actuales y potenciales; y escribí una publicación destacando el Cascanueces del Ballet de Atlanta.

2012, Vanessa como el personaje de Dream Fairy en el Cascanueces de John McFall del Ballet de Atlanta. (I-D ultima fila: Brigitte Carter, Madeline Murray, Ceridwen Carter, Katrina Binkley, y Leah Hammett; I-D primera fila: Olivia Mott y Vanessa Alamo). Foto por Kim Kenney.

Inspirada por mi experiencia de verano, regresé a la universidad decidida a seguir escribiendo y aprendiendo sobre el liderazgo de organizaciones sin fines de lucro. Escribí reseñas de baile para el periódico de la universidad que fueron reconocidas por el Huffington Post, ahora conocido como HuffPost. Me convertí en escritora para HuffPost, Boston Globe, Celebrity Series of Boston y ArtsATL. Utilicé mi formación de baile para entrevistar hábilmente a líderes y artistas, como Robert Battle, director artístico de Alvin Ailey American Dance Theater, y la ex bailarina de Atlanta Ballet Nadia Mara, para demostrar los obstáculos que cada uno superó para seguir sus pasiones.

A través del ballet, descubrí un propósito más profundo e intento mantener el baile como parte de mi vida. Mientras persigo un título de posgrado y trabajo en gestión de patrimonio, también estoy cumpliendo mi tercer capítulo en el Ballet de Atlanta, continuando mi misión como integrante de su comité de diversidad e inclusión.

¡Agradezco sinceramente a Sharon Story, Carla Cuba, y al Centro de Ballet de Atlanta por ayudarme a descubrir que soy una servidora de corazón y una apasionada por las artes!

Para leer el articulo “Zapatillas y corazón," escrito por Johanes Rosello, 2011 MundoHispánico, haz clic aquí.

Un blog contribuido por Vanessa Alamo

2018, Vanessa y su madre, Lucy Rivera, asistiendo el estreno de Return to Fall en el Cobb Energy Performing Arts Centre.